En investigación aplicada, los enfermos primero.
No olvidemos para quien trabajamos.
Leyendo las llamadas de F. Luzón para que la administración aumente la inversión en investigación aplicada en la ELA (Ver info), recordé mi desacuerdo con una presentación que escuché hace poco sobre Investigación e Innovación en la que en el modelo de gestión que el ponente creía imprescindible para los proyectos de investigación aplicada en España, los enfermos habían dejado de ser los protagonistas.
Trabajamos en un hospital, la investigación aplicada es parte de nuestra actividad profesional y creo que quienes cobramos de los ciudadanos debemos trabajar para ellos y no permitir que la falta de recursos públicos nos lleve a actuar guiados por los intereses de las empresas. Observo una progresiva deriva en la filosofía y en la ética de la investigación aplicada que me parece peligrosa para los intereses de la sociedad. La clave de nuestras preguntas en investigación aplicada es “¿puedo mejorar este procedimiento para mejorar a los enfermos?” y no debe cambiar por “¿si hago este diseño, me van a financiar el proyecto en la empresa privada?”. Es ingenuo pensar que las empresas van a anteponer los intereses de los enfermos a los de los accionistas. La cooperación con las empresas es necesaria y puede ser fructífera para los pacientes, pero temo que la forma en que está creciendo la cultura del I+D+I se lleve por delante compromisos fundamentales.
Nuestra misión es formar redes que sumen esfuerzos en favor de los enfermos, no competir para conseguir financiación para proyectos subordinados a los intereses del mercado. No olvidemos que la pelota está en el tejado de la administración, que ella tiene la responsabilidad de financiar proyectos que se ajusten a unos niveles de calidad óptimos y que respondan a necesidades de la sociedad. Y que nos exijan resultados. Porque si “para poder investigar” perdemos esta perspectiva y acabamos dedicando una parte importante de nuestro tiempo a empresas que invierten lo que la administración nos niega, los ciudadanos serán los grandes perjudicados y los políticos los grandes responsables.
Emilio Servera