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Abramos nuestro horizonte para la equidad

Ayer participé en una Mesa Redonda sobre Equidad en el Primer Congreso de SEPAR Pacientes. Volví a casa satisfecho de haber tenido la oportunidad de estar en un acto oficial de la neumología española en el que se dedicó (enhorabuena, Carme, Sonia, Eusebi) un tiempo específico a subrayar (para evitar) las diferencias en la calidad de los cuidados que nuestros pacientes reciben según sea su enfermedad o su código postal.

Y además, Ana López (Directora de la Fundación Luzón) presentó en mi sociedad científica de referencia a la Fundación en la que tengo la fortuna de cooperar y que, estoy convencido, cambiará la situación de las personas con ELA en España. Un muy buen día. Pero hoy, al abrir el correo, me encuentro con esta foto que me ha enviado mi mujer, enfermera neonatal, y se acaba el buen día.

Cuánta infamia y cuánta maldad hay detrás de esta imagen en la que la pesadilla se hace real en un niño y cuánta desolación e impotencia muestra. Pero el enfermero lo intenta. Está en lo que tiene que estar, pese a la sangre del suelo y pese a todo.

En alguna ocasión he dicho a nuestros enfermos con ELA que su situación es terrible, pero que junto a esa desgracia que a día de hoy es inevitable, tienen el privilegio de recibir unos cuidados médicos excelentes. Qué mal mundo es éste en el que vivimos en el que todo esto es posible.

Emilio Servera