Nuestros guantes también deben proteger a los enfermos
Los guantes no estériles forman parte del equipo de protección del personal sanitario que se utiliza en un hospital. Al establecer una barrera entre las manos y los gérmenes, son un factor esencial de defensa frente a las infecciones, tanto para quienes los utilizan como para los enfermos. Sin embargo, pese a la evidencia de su utilidad, los estudios realizados en hospitales de países desarrollados muestran un importante número de errores en la práctica del día a día, con un nivel de uso adecuado (los errores aparecen por defecto de utilización pero también por exceso) que algunos autores sitúan por debajo del 50%. Entre los factores que se citan como posibles causas de estos fallos están las carencias en formación profesional, la sobrecarga de trabajo, la ausencia de normas para la buena práctica en el Servicio y la falta de una adecuada organización funcional.
El uso de los guantes no estériles se extendió en los hospitales con la aparición del SIDA. Es decir, con un objetivo claro de autoprotección frente a un peligro potencial enormemente temido en aquel momento. Por desgracia, el sentido de autoprotección sigue prevaleciendo hasta el punto de olvidar en muchos casos que los enfermos también deben ser protegidos en un entorno con alto riesgo de problemas muy graves por infecciones cruzadas, y que esa protección fallará si los guantes no se utilizan de forma adecuada.
Este escrito pretende revisar algunos aspectos básicos relacionados con el uso de guantes en una Sala hospitalaria, puntos que la mayor parte de los lectores ya conoce… pero que, por distintas razones -ninguna de ellas consistente- no siempre se tienen en cuenta en el día a día asistencial.
¿Por qué, en determinadas circunstancias, deben utilizarse guantes protectores en la práctica hospitalaria?
Según los Centros para el Control de Enfermedades (CDC) el personal sanitario (PS) debe utilizar los guantes para:
-minimizar el riesgo de transmisión microbiana desde los enfermos al PS
-proteger a los enfermos frente a la transmisión de flora bacteriana del PS
-minimizar la contaminación de las manos del PS con gérmenes que puedan transferirse de un enfermo a otro.
¿Sustituyen los guantes a la higiene de las manos?
En absoluto. El uso de guantes es sólo un complemento -nunca un sustituto- del resto de medidas de higiene de las manos, fundamentalmente el lavado o la desinfección.
¿Existe acuerdo en cuándo y cómo utilizar los guantes no estériles y estériles?
Como normas básicas en relación al uso de guantes no estériles, los CDC y la Organización Mundial de la Salud (WHO) recomiendan:
-Para evitar contaminaciones los guantes deben colocarse inmediatamente antes de realizar el procedimiento y quitarse y desecharse de forma segura inmediatamente después. Tras esto, es necesario lavarse o desinfectarse las manos.
-Utilizar los guantes en caso de contacto con sangre o con otros materiales potencialmente infectantes, mucosas o piel dañada.
-Para aspiraciones orales o traqueales y extracciones venosas periféricas.
-Para exploraciones pélvicas o genitales.
-Aunque no es genéricamente necesario, es adecuado usar guantes para lavar a algunos enfermos -de cara a establecer una barrera para la intimidad- o en los que aparece suciedad manifiesta.
-Para extraer material “invasivo” (catéter urinario, cánula de traqueotomía…).
-Para retirar catéteres venosos periféricos.
-Para manejar material potencialmente peligroso: instrumental, ciertas substancias desinfectantes peligrosas para la piel, basura, material orgánico…
-Los guantes deben desecharse en un lugar apropiado tras el contacto con cada enfermo; usar el mismo par de guantes con más de un paciente supone mala práctica de alto riesgo.
-También es necesario cambiar los guantes entre un procedimiento sucio y otro limpio realizados en el mismo enfermo.
-Antes de tocar cualquier cosa alrededor del enfermo, tras un procedimiento sucio es necesario quitarse los guantes.
– No está permitido lavar los guantes entre procedimientos sucio/limpio ni entre dos o más enfermos.
Como normas básicas en relación al uso de guantes estériles, existe consenso respecto a la pertinencia de su uso para:
-Insertar material invasivo, como vías centrales, catéteres urinarios, cánulas traqueales, endoscopios..
-Procedimientos quirúrgicos.
-Cura de heridas.
-Preparación de nutrición parenteral completa.
¿Existe acuerdo en cuándo NO utilizar los guantes no estériles?
También existe consenso respecto a que los guantes no deben utilizarse:
-Para anotar los informes clínicos.
-Para arreglar las camas (excepto en casos de manifiesta suciedad o contaminación).
-Para dar la comida a los enfermos.
-Para preparar la medicación (excepto para substancias de manipulación especial).
-Para tomar las constantes sobre piel intacta.
-Para movilizar pacientes sin aislamiento de contacto.
-Para inyecciones subcutáneas o intramusculares.
¿Existe acuerdo en cuándo debe recurrirse al lavado o desinfección de las manos desnudas?
La Organnización Mundial de la Salud ha tipificado los “cinco momentos de higiene de las manos”:
-Antes de tocar a un enfermo.
-Antes de un procedimiento.
-Después de un procedimiento o riesgo de exposición a fluidos corporales.
-Después de tocar a un enfermo.
-Después de manipular en el entorno de un enfermo.
¿El uso de los guantes puede ser causa de problemas?
Sin duda. Entre los más frecuentes están las “contaminaciones cruzadas”, como las que pueden producirse al:
-Tocar a un paciente con un guante que ha estado en contacto con material situado fuera de la zona del enfermo.
-Tocar un lugar susceptible (como una herida o una vía venosa) con un guante que acaba de tocar un objeto o superficie no estéril.
-Tocar una superficie o a un paciente con guantes utilizados para procedimientos relacionados con recogida de orina o heces.
-No cambiarse los guantes (o no lavarse las manos) antes de dejar la zona/entorno de un enfermo para pasar a la de otro.
¿Qué opina el PS respecto al uso de guantes?
Los datos obtenidos en los países desarrollados son claros: la mayoría de los profesionales utilizan los guantes como parte de una rutina que persigue la seguridad propia, sin pensar que es igual de importante asegurar también la protección de los enfermos frente a las infecciones cruzadas. Si el PS no asume este hecho con convicción será improbable cambiar la cultura actual y considerar que es un deber ético y una obligación para la buena práctica clínica disminuir la morbi-mortalidad por infecciones adquiridas en el hospital.
Mª Jesús Zafra, Supervisora del Servicio de Neumología del Hospital Clínico Universitario de Valencia
Emilio Servera, Jefe del Servicio de Neumología del Hospital Clínico Universitario de Valencia
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